Ø TOLSTÓI
Lev Nikoláyevich Tolstói, también conocido como León Tolstói.
Fue un novelista ruso, considerado como uno de los más grandes escritores de occidente y de la literatura mundial.
Sus más famosas obras son “Guerra y Paz” y “Anna Karénina”, que se encuentran en la cúspide del Realismo. Sus ideas sobre la <<no violencia activa>>, expresadas en libros como “El Reino de Dios está en Vosotros” tuvieron un profundo impacto en grandes personajes como Gandhi y Martin Luther King.
Se traslada a Moscú con intención de buscar un empleo o un casamiento conveniente. En aquel período de indecisiones, empapado de deudas por el juego, se declara la guerra contra Turquía, y su hermano Nikolái, teniente de artillería, lo reclama para ir con él al Cáucaso, en el Valle de Térek. Al llegar a la stanitsa, Tolstói se desilusiona y se arrepiente de su viaje, y pocos días después acompaña a su hermano, escoltando a un gran grupo de enfermos hasta el fuerte de Stari-Yurt. Cruzan las fuentes termales de Goriachevodsk donde Tolstói, algo reumático, aprovecha para tomar baños termales y donde conoce a la cosaca Márenka, idilio que reaparece en su novela “Los Cosacos”.
Tolstói no pertenecía al ejército, pero en una de las campañas, el comandante, príncipe Bariantinski, repara en él, y tras unos exámenes Tolstói ingresa en la brigada de artillería, en la misma batería que su hermano, como suboficial. Tiempo después consigue permiso para una cura reumática en las aguas termales en Piatigorsk, donde aburrido de pasar largas horas encerrado en su habitación se pone a escribir.
El 2 de julio de 1852 termina “Infancia” y fruto de su estancia escribe “La tala del bosque” y “los relatos de Sevastópol”.
"He adquirido la convicción de que casi todos eran hombres inmorales, malvados, sin carácter, muy inferiores al tipo de personas que yo había conocido en mi vida de bohemia militar. Y estaban felices y contentos, tal y como puede estarlo la gente cuya conciencia no los acusa de nada".
Poco después de ser testigo de tantos sacrificios y heroísmo en la campaña de Sevastópol, se marcha a San Petersburgo, sintiendo un gran vacío e inutilidad.
Adscrito a la corriente realista, intentó reflejar fielmente la sociedad en la que vivía. La novela “Los Cosacos” (1863), describe la vida de este pueblo.
“Anna Karénina” (1877) cuenta las historias paralelas de una mujer atrapada en las convenciones sociales y de un terrateniente filósofo Lyóvin (reflejo del propio Tolstói), que intenta mejorar las vidas de sus siervos; y “Guerra y Paz” es una monumental obra en la que se describen cientos de distintos personajes durante la invasión napoleónica.
Tolstói tuvo una importante influencia en el desarrollo del movimiento anarquista, concretamente, como filósofo cristiano libertario y anarcopacifista; como así lo citó el teórico anarquista Pedro Kropotkin en su artículo “Anarquismo de la Enciclopedia Británica de 1911”.
Fue un entusiasta lector del ensayo sobre la desobediencia civil, del anarquista norteamericano Henry David Thoreau, y envió a un periódico hindú un escrito titulado “Carta a un hindú”, que hizo que después se estuviera mandando cartas durante un gran tiempo con Mohandas Gandhi, desde Sudáfrica; influyendo profundamente el pensamiento de este último en el concepto de <<resistencia no violenta>>, un punto central de la visión del Cristianismo de Tolstói. En septiembre de 1910, dos meses antes de su muerte, le escribió en el sentido de aplicar la <<no resistencia>>, ya que “la práctica de la violencia no es compatible con el amor como ley fundamental de la vida”. También sostuvo correspondencia con George Bernard Shaw, Rainer Maria Rilke y el zar Nicolás II, entre otros. Por lo tanto, su obra está constituida por unas diez mil cartas, conservadas en el Museo Tolstói, de Moscú.
Fue uno de los mayores defensores del esperanto, y en sus últimos años, tras varias crisis espirituales, se convirtió en una persona profundamente religiosa y altruista, rechazando así toda su obra literaria anterior, y criticó a las instituciones eclesiásticas en Resurrección, lo que provocó su excomunión. Ni siquiera una epístola celebérrima, que le envió su amigo Iván Turguéniev, en su lecho de muerte, para pedirle que regresara a la literatura, hizo que Tolstói cambiara de opinión.
Junto con Eliseo Reclus, fue precursor de lo que poco después se denominaría "Naturismo Libertario". Tolstói escribe en su libro “Últimas palabras” (1909) que se debe vivir según la ley de Cristo: amándonos los unos a los otros, siendo vegetarianos y trabajando la tierra con nuestras propias manos.
Prueba de su vegetarianismo son múltiples citas suyas, entre las que destacan:
“Alimentarse de carne es un vestigio del primitivismo más grande. El paso al vegetarianismo es la primera consecuencia natural de la ilustración”.
“Un hombre puede vivir y estar sano sin matar animales para comer; por ello, si come carne, toma parte en quitarle la vida a un animal, sólo para satisfacer su apetito. Y actuar así es inmoral”.
Tras ver la contradicción de su vida cotidiana con su ideología, Tolstói decidió dejar los lujos y mezclarse con los campesinos de Yásnaya Poliana, donde él se crió y vivió. Sin embargo, no obligó a su familia a que lo siguiese, por lo que continuaron viviendo en una gran parcela, lugar al cual sólo llegaba a dormir, ya que pasaba la mayor parte del día trabajando en el oficio de zapatero.
Posteriormente, funda en la aldea una escuela para los hijos de los campesinos y se hizo su profesor, autor y editor de los libros de texto que estudiaban. Impartía módulos de gimnasia y prefería el jardín para dar clases. Creó una Pedagogía Libertaria, cuyos principios instruían en el respeto a ellos mismos y a sus semejantes.
Tolstói intentó renunciar a sus propiedades en favor de los pobres, aunque su familia, en especial su esposa, Sofía Behrs (con la que tuvo trece hijos), lo impidió. Intentando huir de su casa, murió en la estación ferroviaria de Astápovo, y entre sus últimas palabras, se oyeron éstas que muestran, como ninguna de las muchas maravillosas que pronunció o escribió, la grandeza de su alma:
"Hay sobre la tierra millones de hombres que sufren: ¿por qué estáis al cuidado de mí solo?".
Tolstói fue enterrado en su casa, en Nara.
Como anécdota: el 26 de diciembre de 1941, el general alemán del segundo cuerpo panzer de blindados, Heinz Guderian, usó su finca en Yásnaya, como cuartel general durante el avance hacia Moscú, y tuvo que desactivar los dispositivos de autodestrucción de la casa y de la propia tumba de Tolstói, colocados por órdenes de Stalin, antes de poder ocuparla, salvando los restos de la destrucción.
Escuela Yasnaia Polaiania:
La Escuela recibió el nombre de Yasnaia Poliana y fue fundada en 1859, en una finca de su propiedad. Constituye uno de las primeras experiencias de escuela libertaria y antirrepresiva.
Para Tolstói, la metodología y el fin de la educación es la libertad, por lo que Yásnaia Poliana es una escuela abierta a todo el mundo, donde no existe ningún tipo de obligación, y donde no hay ni horarios, ni programas, ni disciplina, y ni premios ni castigos, y los exámenes están excluidos de su metodología.
La metodología se basa en un aparente desorden u “orden libre”, nacido de las necesidades de los alumnos; que irá desapareciendo a medida que éstos progresen en su conocimiento: “Cierto tipo de desorden exterior es útil, según pienso yo, y nada puede sustituirlo, por muy raro e incómodo que pueda resultar al que enseña”.
El paidocentrismo de Tolstói es absoluto: “El maestro está siempre llevado involuntariamente a escoger para él el procedimiento de enseñanza más cómodo. ¡Cuanto más cómodo es este procedimiento para el maestro, más incómodo es para los discípulos! Sólo es bueno aquel que satisface a los alumnos.”
En Yásnaia Poliana, la actividad dura todo el día y las materias que se imparten son historia sagrada, historia de Rusia, geografía, y música, entre otras. Tolstói creó varios métodos de lectura y escritura progresivas. Todo el aprendizaje se basaba en la enseñanza mutua y el trabajo cooperativo.
Una vez más, encontramos como otra pedagogía es posible, y cómo los métodos llevados a cabo en su día, surgían efecto en los estudiantes, y como también se reconfortaban los profesores.
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