PEDAGOGÍA

"Educar, sin dejar de sentir los recuerdos,
enseñar, sin morder los anzuelos del pasado,
pensar, sin olvidar mis habilidades y capacidades,
y preparar el camino con ganas e ilusión"

"Enséñame a enseñar
y te enseñaré a educar"

"Perdona los errores
y disfruta los triunfos"

LINARES DE LA SIERRA (HUELVA)

LINARES DE LA SIERRA (HUELVA)

viernes, 15 de julio de 2011

Sólo DOS

A pocos días de tu regreso,
miro al cielo y encuentro esa estrella,
que me acompaña cada noche,
que me ilumina y me guía,
y me protege de mí misma.
A pocos días de tu caminar,
miro por mi ventana
y espero sentada
con la mirada perdida en mis recuerdos;
preparada para el reencuentro,
deseosa de rozar con mis manos tu piel,
con mis labios, tu boca,
y con mi alma, tu cuerpo.
A pocos días de una tempestad segura,
preparo mi equipaje,
y espero con mi alma en un hilo
impregnándose de una ilusión voraz,
y contemplando una imagen
que queda grabada en mi,
cada día al levantarme
y cada noche, al acostarme.
Pasan miles de miradas
deseosas de encontrar
lo que tanto anhelan,
y yo no encuentro lo que busco,
no encuentro lo que espero.
Constantes deseos inundan mi cabeza,
mi vida se ve envuelta por pensamientos diversos,
cambiantes por momentos
y perseverantes en la calma de la tarde,
sin olvidar la angustia que siento,
y que me supera por segundos.
No cesan los escapes de mi cuerpo,
ni los temblores de mis manos,
ni siquiera los nervios que siento
al saber que te tengo cerca,
que falta menos para verte,
para tocarte,
para besarte
y para volver a perderme por tu cuerpo.
Y vuelvo a esperar,
a calmar mi sed,
a rogar que pase el tiempo
y a perder el miedo.
Vuelvo a sentarme,
a permanecer quieta,
inmersa en una nube
que no me deja respirar,
viendo pasar las horas,
y sin quitar tu rostro de mi mente;
vuelvo a contemplar las agujas del reloj,
a escuchar su tic tac,
a envolver las lágrimas derramadas,
y a dormir despierta;
vuelvo a soñar contigo,
con ese momento deseoso,
entre mis manos arrugadas
por el agua que nos rodea,
que nos empapa de esperanza
y de alegría,
por ese sueño que nos llega
borroso de deseo
y de ternura,
por esa sonrisa que se ahoga
en un vaso de cristal;
ese mismo cristal
con el que rompo todo tormento
y con el que curo mis heridas.
El tiempo pasa,
y llega el momento del encuentro,
mis nervios florecen
y mi cuerpo se derrite por momentos,
no me salen las palabras,
y te acercas sin remedio,
deseoso de abrazarme
y yo no puedo besarte;
sólo puedo mirarte,
observarte,
ver cómo te acercas a mi,
cómo me sigues con la mirada,
como me cuidas con tus manos,
con tus palabras,
con tus acaricias
y con tus besos.
Acercas tu cara a la mía,
y mi corazón late veloz,
siento tus labios en mi,
en mis mejillas,
en mis ojos,
y en mis labios,
y todo se paraliza con una alegría inmensa,
mi cuerpo responde,
y mis manos te abrazan,
te sienten,
te cuidan y te protegen de mi,
de mi angustia semanal,
de mis ruegos incesantes,
de mis deseos tormentosos;
mis manos te acarician
y tu cuerpo siente ese escalofrío inmediato,
ese sentido que detengo
con un beso profundo,
deseoso de contemplar tus sentimientos,
y cubres mis manos con las tuyas.
Estrechas las distancias
y me acercas a ti
como si fuera la última vez,
como si no volviera a ocurrir;
y mi alma sale de mi pecho
para entrar en tu cuerpo,
con una energía plena,
que congelará de nuevo nuestros sentidos
y provocará en mí el fuego que escondido se encontraba,
esa pasión que por tanto ha esperado
y rogado,
ha llorado
y soñado.
Deseos que tarde o temprano
se cumplen
y hace que te sientas feliz,
alegre por tener aquello que tanto anhelabas.
Llorar de emoción,
y recorrer tu piel con mis manos,
besar tus tiernos labios,
y entrelazar mis piernas con las tuyas,
sonrojando mis mejillas
y soltando mi pelo
con tus dedos,
con caricias y miradas
que desnudan mis palabras,
y estremecen mis ojos,
con un amor infinito y grandioso
que no acaba,
y que nos separa de lo que nos rodea;
haciendo que nos olvidemos de todo,
hasta de nosotros mismos.
Las horas suman,
y tus besos me piden
dormir entre tus brazos,
soñar contigo
y sentir tus latidos,
con una ilusión
que inunda mi rostro
y que engrandece mi alma.
Soñar con la incertidumbre de no pensar
que todo ha sido un sueño,
que voy a despertar
y estar sentada en la ventana
esperando a alguien que no llega,
que no encuentra el camino
y que promete lo incumplible.
Soñar con momentos así,
llenos de amor
y de ternura,
de pasión
y de alegría,
son los únicos sueños
que quiero tener
el resto de mi vida.
Sueños que me derritan por dentro
y me hagan desear sentirlos dentro de mí...

Escrito por: Ángela Ramos Márquez

No hay comentarios:

Publicar un comentario