¡Hola!
Mi nombre es Ángela y soy una de las profesoras de francés del tercer ciclo de primaria, concretamente de 5º B, 6ª B y 6º C. Tengo 27 años y llevo dos años trabando en este centro. He estudiado la licenciatura de Filología Francesa y me he especializado en magisterio. Soy una persona con mucha paciencia y con un carácter muy pasivo y tranquilo, no me suelo alterar por cualquier problema, aunque en este centro he llegado a comprobar de que mi carácter puede cambiar de un momento a otro, ya que he pasado de estar muy contenta y relajada, dando mis clases, a estar enfadada y furiosa con el comportamiento de mis alumnos, ya que se pasan las horas hablando y sin echar cuenta a lo que les digo.
Mi trabajo como profesora es hacer que adquieran nuevos conocimientos de manera fluida, sin embargo este intercambio de información se ve afectado por el desinterés de los alumnos por aprender esta materia. Además existe un gran problema, que está afectando a todo el centro, el gran número de alumnos que no acuden a clases diariamente porque las familias no lo creen conveniente (absentismo escolar), aunque también algunos de ellos no acuden por decisión propia. Este alto índice de absentismo afecta tanto al centro como a los propios individuos pertenecientes a nuestra sociedad, ya que no reciben ningún tipo de enseñanza y favorecen la posibilidad de que su futuro sea peor que el de otras personas.
Reclamo la falta de recursos didácticos y la necesidad de adoptar nuevas medidas educativas, para hacer que los alumnos sientan más interés por la educación y por su aprendizaje. Considero que se deben de llevar a cabo talleres para las familias y concienciarles de que es importante que sus hijos asistan a clases; además de realizar actividades motivacionales que atraigan al alumnado y haciendo unas clases más dinámicas y entretenidas, con juegos o teatros, o cualquier otra actividad que les aporte ilusión y ganas de aprender. Los alumnos deben aprender que en la vida es importante educarse y tener unos valores básicos, para llegar a integrarse en la sociedad actual.
Mi función, por lo tanto, como docente, es instruirles dentro del idioma francés, motivarles en su aprendizaje y atenderlos con interés y entusiasmo, para que ellos adopten la misma medida, y puedan adquirir los conocimientos que el centro les aporta.
En general son jóvenes inquietos, que no prestan atención a un idioma que para ellos no es importante, y que nunca tendrán que utilizar, y esa es su contestación en muchas ocasiones, ?profe para qué quiero hablar francés, si yo soy español?. Intento hacerles entrar en razón, mostrándole el encanto de la lengua y de lo importante que es el aprendizaje, por medio de actividades, pero la escasez de medios me dificulta mucho la tarea. Además de que los pocos alumnos que acuden a mis clases, en vez de prestarme atención se pasan la hora hablando y yo no paro de decirles que presten atención, y aún así, no me hacen caso.
¡Un día cualquiera en mi clase es para volverse loca!, porque los alumnos nada más te ven entrar por la puerta, pasan completamente de lo que les digas.
Un día, logré captar su atención y logré que los alumnos de 5º B, se integraran en la asignatura. Era la hora de entrar en clase y los alumnos/as estaban ya sentados en sus pupitres, algo poco habitual en ellos/as, por lo que supuse que tramaban algo. Me senté y se empezaron a reír, y yo empecé a dar mis clases, les puse una canción en francés, la cual debían de cantar al mismo tiempo. Muchos reían, otros cantaban y otros no prestaban atención. Me levanté y ellos reían aún más, sobre todo los niños. Ya me estaba mosqueando y les pregunté que qué pasaba, y una de las niñas, me dijo que tenía la ropa pintada de negro, ya que uno de los niños había puesto tinta negra en mi silla, y me llené el chaleco.
Salí del aula y me fui directa al cuarto de baño, a realizar la sorpresa que les había preparado. Ese era el momento perfecto, para demostrarles que un profesor/a también nos puede aportar momentos divertidos y agradables. Me disfracé de Napoleón e hicimos una pequeña parodia en clase. Fue muy divertido, aunque no logré que hablaran en francés como en otros centros, pues algo sí aprendieron.
Son niños que necesitan nuestro apoyo más que nunca y que ningún otro centro, y en vez de dársela, a veces se las denegamos, por el hecho de no complicarnos la vida, en este caso los docentes.
Al principio, pensé que este centro era lo peor, y que había tenido muy mala suerte, pero ahora me gusta estar aquí, y aunque bueno, todos queremos algo mejor, considero que poco a poco, vamos a ir consiguiéndolo, porque con el paso de los años, el centro ha ido respondiendo a las necesidades del alumnado, y este ha respondido con buenas expectativas. Así que nuestro deber es luchar por ellos y hacer que su enseñanza sea positiva. Nuestro centro escolar es pequeño y con pocos recursos económicos, pero puede prosperar con el trabajo de todos.
Me encanta Ángela!!! la aportación d e"un día cualquiera", me ha gustado mucho, al igual que la presentaciín de tu personaje, el cual encuentro acertado y completo.
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